Quantcast
Channel: Especial Semana Santa – Alfa y Omega
Viewing all 63 articles
Browse latest View live

Madrid comienza a preparar su Semana Mayor

$
0
0

La noche es fría y oscura pero el ambiente cálido del grupo que se agolpa en la puerta del almacén denota que algo está a punto de comenzar. Los abrazos y las sonrisas se suceden entre suspiros y recuerdos mientras que la helada brisa trae consigo aromas pasados, vivencias que se mantienen en la memoria y promesas que aún están por cumplir.

Entonces suena. Pum. Pum. Pum. Tres golpes secos procedentes del frontal del armazón de madera que espera el vaivén acompasado impaciente, advierten de que cada hombre debe prepararse. A partir de ahí, comienza el ritual.

Uno a uno, cada hombre comienza a bajar las escaleras del almacén mientras que el esparto, el olor a cera y el serrín guían al devoto directamente a su más profunda intimidad. Una vez allí, todo se repite sin ser igual. Con la misma parsimonia, el mismo compás latente, el mismo mimo y la misma responsabilidad con la que el torero se abraza a su traje de luces antes de saltar al albero, el costalero viste su hábito.

«Ténsame más la faja», dice uno. «Ayúdame con la ropa», dice otro. Todo se realiza entre un áurea de misticismo y concentración digna de cualquier elogio. Hasta que de repente, todo se rompe.

– «¿Tú no estás más gordo?», le dice uno a otro.

– «Sí, y tú mas viejo», le responde entre risas.

Entonces las carcajadas retumban en el viejo local y los abrazos regresan a la escena.

– «Te he echado de menos», le vuelve a decir uno al otro.

– «Y yo a ti hermano», le contesta el más veterano.

Poco a poco, los 65 hombres que se van a entregar con ilusión y devoción a la noche y al frío van terminando su rito hasta que vuelve a sonar. Pum, pum, pum. Es el segundo aviso.

Como si fueran el mismo cortejo de la procesión, comienzan a desfilar con sus costales blancos acicalados y perfectamente colocados hacia la propia parihuela. Una vez bajo ella, guardan silencio. Habla Manolo, habla el capataz.

«Este primer ensayo, va por todas las personas de esta cuadrilla y de esta hermandad que ya no están con nosotros. Acordémonos de ellos en cada movimiento que hagamos, en cada esfuerzo que realicemos y en cada paso que demos. Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre…».

Tras el rezo, vuelve a sonar el llamador pero esta vez es distinto. La voz del capataz lo recuerda. «Al tercer golpe de llamador, todos al cielo».

Pum. Primero.

Pum. Segundo.

Pum. Tercero.

Al tercer toque, la pesada mesa de madera cargada con las planchas de acero y también con los sueños y esperanzas de cada hombre que la custodian, vuela hacia al cielo oscuro de Madrid cayendo sutilmente sobre la séptima vertebra de cada hombre.

– «¿Todos bien?», preguntan desde fuera.

Todos responden al unísono mientras un ligero murmullo se escucha en el interior: «Ahora sí hermanos, feliz año nuevo». Todos ríen. Durante un instante el silencio se adueña de la escena antes de sucumbir ante el racheo acompasado de la zapatilla.

– «Por Él y por su Madre. Un año más… ¡Venga de frente!», grita el capataz.

Es entonces cuando todo se para y al compás de un «vámonos», todo se deja a un lado para que el contador del corazón (siempre con algunos kilómetros de más) vuelva a ponerse a cero.

Todo ha comenzado… Y Madrid, ya lo sabe.

José Luis Bonaño (@pepelu12_93)


Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2018 (Texto completo)

$
0
0

«Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría» (Mt 24,12)

Queridos hermanos y hermanas:

Una vez más nos sale al encuentro la Pascua del Señor. Para prepararnos a recibirla, la Providencia de Dios nos ofrece cada año la Cuaresma, «signo sacramental de nuestra conversión»,[1] que anuncia y realiza la posibilidad de volver al Señor con todo el corazón y con toda la vida.

Como todos los años, con este mensaje deseo ayudar a toda la Iglesia a vivir con gozo y con verdad este tiempo de gracia; y lo hago inspirándome en una expresión de Jesús en el Evangelio de Mateo: «Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría» (24,12).

Esta frase se encuentra en el discurso que habla del fin de los tiempos y que está ambientado en Jerusalén, en el Monte de los Olivos, precisamente allí donde tendrá comienzo la pasión del Señor. Jesús, respondiendo a una pregunta de sus discípulos, anuncia una gran tribulación y describe la situación en la que podría encontrarse la comunidad de los fieles: frente a acontecimientos dolorosos, algunos falsos profetas engañarán a mucha gente hasta amenazar con apagar la caridad en los corazones, que es el centro de todo el Evangelio.

Los falsos profetas

Escuchemos este pasaje y preguntémonos: ¿qué formas asumen los falsos profetas?

Son como «encantadores de serpientes», o sea, se aprovechan de las emociones humanas para esclavizar a las personas y llevarlas adonde ellos quieren. Cuántos hijos de Dios se dejan fascinar por las lisonjas de un placer momentáneo, al que se le confunde con la felicidad. Cuántos hombres y mujeres viven como encantados por la ilusión del dinero, que los hace en realidad esclavos del lucro o de intereses mezquinos. Cuántos viven pensando que se bastan a sí mismos y caen presa de la soledad.

Otros falsos profetas son esos «charlatanes» que ofrecen soluciones sencillas e inmediatas para los sufrimientos, remedios que sin embargo resultan ser completamente inútiles: cuántos son los jóvenes a los que se les ofrece el falso remedio de la droga, de unas relaciones de «usar y tirar», de ganancias fáciles pero deshonestas. Cuántos se dejan cautivar por una vida completamente virtual, en que las relaciones parecen más sencillas y rápidas pero que después resultan dramáticamente sin sentido. Estos estafadores no sólo ofrecen cosas sin valor sino que quitan lo más valioso, como la dignidad, la libertad y la capacidad de amar. Es el engaño de la vanidad, que nos lleva a pavonearnos… haciéndonos caer en el ridículo; y el ridículo no tiene vuelta atrás. No es una sorpresa: desde siempre el demonio, que es «mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,44), presenta el mal como bien y lo falso como verdadero, para confundir el corazón del hombre. Cada uno de nosotros, por tanto, está llamado a discernir y a examinar en su corazón si se siente amenazado por las mentiras de estos falsos profetas. Tenemos que aprender a no quedarnos en un nivel inmediato, superficial, sino a reconocer qué cosas son las que dejan en nuestro interior una huella buena y más duradera, porque vienen de Dios y ciertamente sirven para nuestro bien.

Un corazón frío

Dante Alighieri, en su descripción del infierno, se imagina al diablo sentado en un trono de hielo;[2] su morada es el hielo del amor extinguido. Preguntémonos entonces: ¿cómo se enfría en nosotros la caridad? ¿Cuáles son las señales que nos indican que el amor corre el riesgo de apagarse en nosotros?

Lo que apaga la caridad es ante todo la avidez por el dinero, «raíz de todos los males» (1 Tm 6,10); a esta le sigue el rechazo de Dios y, por tanto, el no querer buscar consuelo en él, prefiriendo quedarnos con nuestra desolación antes que sentirnos confortados por su Palabra y sus Sacramentos.[3] Todo esto se transforma en violencia que se dirige contra aquellos que consideramos una amenaza para nuestras «certezas»: el niño por nacer, el anciano enfermo, el huésped de paso, el extranjero, así como el prójimo que no corresponde a nuestras expectativas.

También la creación es un testigo silencioso de este enfriamiento de la caridad: la tierra está envenenada a causa de los desechos arrojados por negligencia e interés; los mares, también contaminados, tienen que recubrir por desgracia los restos de tantos náufragos de las migraciones forzadas; los cielos —que en el designio de Dios cantan su gloria— se ven surcados por máquinas que hacen llover instrumentos de muerte.

El amor se enfría también en nuestras comunidades: en la Exhortación apostólica Evangelii gaudium traté de describir las señales más evidentes de esta falta de amor. estas son: la acedia egoísta, el pesimismo estéril, la tentación de aislarse y de entablar continuas guerras fratricidas, la mentalidad mundana que induce a ocuparse sólo de lo aparente, disminuyendo de este modo el entusiasmo misionero.[4]

¿Qué podemos hacer?

Si vemos dentro de nosotros y a nuestro alrededor los signos que antes he descrito, la Iglesia, nuestra madre y maestra, además de la medicina a veces amarga de la verdad, nos ofrece en este tiempo de Cuaresma el dulce remedio de la oración, la limosna y el ayuno.

El hecho de dedicar más tiempo a la oración hace que nuestro corazón descubra las mentiras secretas con las cuales nos engañamos a nosotros mismos,[5] para buscar finalmente el consuelo en Dios. Él es nuestro Padre y desea para nosotros la vida.

El ejercicio de la limosna nos libera de la avidez y nos ayuda a descubrir que el otro es mi hermano: nunca lo que tengo es sólo mío. Cuánto desearía que la limosna se convirtiera para todos en un auténtico estilo de vida. Al igual que, como cristianos, me gustaría que siguiésemos el ejemplo de los Apóstoles y viésemos en la posibilidad de compartir nuestros bienes con los demás un testimonio concreto de la comunión que vivimos en la Iglesia. A este propósito hago mía la exhortación de san Pablo, cuando invitaba a los corintios a participar en la colecta para la comunidad de Jerusalén: «Os conviene» (2 Co 8,10). Esto vale especialmente en Cuaresma, un tiempo en el que muchos organismos realizan colectas en favor de iglesias y poblaciones que pasan por dificultades. Y cuánto querría que también en nuestras relaciones cotidianas, ante cada hermano que nos pide ayuda, pensáramos que se trata de una llamada de la divina Providencia: cada limosna es una ocasión para participar en la Providencia de Dios hacia sus hijos; y si él hoy se sirve de mí para ayudar a un hermano, ¿no va a proveer también mañana a mis necesidades, él, que no se deja ganar por nadie en generosidad?[6]

El ayuno, por último, debilita nuestra violencia, nos desarma, y constituye una importante ocasión para crecer. Por una parte, nos permite experimentar lo que sienten aquellos que carecen de lo indispensable y conocen el aguijón del hambre; por otra, expresa la condición de nuestro espíritu, hambriento de bondad y sediento de la vida de Dios. El ayuno nos despierta, nos hace estar más atentos a Dios y al prójimo, inflama nuestra voluntad de obedecer a Dios, que es el único que sacia nuestra hambre.

Querría que mi voz traspasara las fronteras de la Iglesia Católica, para que llegara a todos ustedes, hombres y mujeres de buena voluntad, dispuestos a escuchar a Dios. Si se sienten afligidos como nosotros, porque en el mundo se extiende la iniquidad, si les preocupa la frialdad que paraliza el corazón y las obras, si ven que se debilita el sentido de una misma humanidad, únanse a nosotros para invocar juntos a Dios, para ayunar juntos y entregar juntos lo que podamos como ayuda para nuestros hermanos.

El fuego de la Pascua

Invito especialmente a los miembros de la Iglesia a emprender con celo el camino de la Cuaresma, sostenidos por la limosna, el ayuno y la oración. Si en muchos corazones a veces da la impresión de que la caridad se ha apagado, en el corazón de Dios no se apaga. Él siempre nos da una nueva oportunidad para que podamos empezar a amar de nuevo.

Una ocasión propicia será la iniciativa «24 horas para el Señor», que este año nos invita nuevamente a celebrar el Sacramento de la Reconciliación en un contexto de adoración eucarística. En el 2018 tendrá lugar el viernes 9 y el sábado 10 de marzo, inspirándose en las palabras del Salmo 130,4: «De ti procede el perdón». En cada diócesis, al menos una iglesia permanecerá abierta durante 24 horas seguidas, para permitir la oración de adoración y la confesión sacramental.

En la noche de Pascua reviviremos el sugestivo rito de encender el cirio pascual: la luz que proviene del «fuego nuevo» poco a poco disipará la oscuridad e iluminará la asamblea litúrgica. «Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu»,[7] para que todos podamos vivir la misma experiencia de los discípulos de Emaús: después de escuchar la Palabra del Señor y de alimentarnos con el Pan eucarístico nuestro corazón volverá a arder de fe, esperanza y caridad.

Los bendigo de todo corazón y rezo por ustedes. No se olviden de rezar por mí.

Vaticano, 1 de noviembre de 2017 Solemnidad de Todos los Santos

Francisco

Natalia Peiró reclama «propuestas constructivas 
para impulsar modelos sociales equitativos y justos»

$
0
0

La secretaria general de Cáritas Española ha presentado en la Santa Sede junto al cardenal Turkson el Mensaje del Papa para la Cuaresma 2018. En su comparecencia, Natalia Peiro ha reclamado el compromiso de todos para hacer posibles «respuestas cercanas, rápidas, eficaces y de calidad, que caminen de la mano de propuestas constructivas para impulsar unos modelos sociales realmente equitativos y justos»

La secretaria general de Cáritas Española, Natalia Peiró, ha intervenido esta mañana en la Sala de Prensa de la Santa Sede, junto al cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, en la rueda de prensa de presentación del Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2018.

Además del cardenal prefecto y la secretaria general de Cáritas Española, en el acto han intervenido también monseñor Bruno Marie Duffé, secretario del citado Dicasterio, así como un representante del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización.

En su comparecencia, Natalia Peiro ha reclamado el compromiso de todos para hacer posibles «respuestas cercanas, rápidas, eficaces y de calidad, que caminen de la mano de propuestas constructivas para impulsar unos modelos sociales realmente equitativos y justos».

Este es el contenido íntegro de su intervención:

Eminencias, señoras y señores, queridos amigos.

Buenos días.

Traigo a esta mesa la voz de los 85.000 voluntarios de Cáritas Española cuyas manos son el instrumento palpable de esa naturaleza de nuestra misión a la que nuestro querido papa Francisco ha descrito como la caricia de la Iglesia a todos los descartados.

Y traigo, también, el clamor de las personas que acompañamos, que son ejemplo de tenacidad y portadores de propuestas para cambiar el mundo.

Como ven, no es menor el empeño. Disculpen, por ello, mi atrevimiento por intentar convertirme en portavoz de todos ellos, que son el rostro real, unos, de la entrega gratuita a favor de la dignidad de los empobrecidos y, otros, de la valentía a la hora de enfrentarse a las dificultades y reclamar la protección de sus derechos vulnerados.

Lo hago con el objetivo de traer a este acto, convocado en torno al inspirador Mensaje de la Cuaresma del Santo Padre, el testimonio real, aunque siempre anónimo, de la caridad, de ese amor que, en palabras del apóstol Pablo, «no pasa nunca, es paciente y muestra comprensión, no busca su propio interés ni se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad».

Cáritas, sus voluntarios y voluntarias, todos sus trabajadores y participantes, es la expresión de ese gozo en la verdad de quien lucha contra la injusticia y se rebela contra la desigualdad.

Como nos recuerda el Santo Padre, la Cuaresma es un tiempo litúrgico especialmente propicio para reflexionar y purificar, en el seno de cada comunidad cristiana y el corazón de cada creyente, la primacía de la caridad en la vida de la Iglesia.

Nuestra confederación internacional, integrada por 165 Cáritas nacionales con presencia activa en más de 200 territorios en todo el mundo, da testimonio de cuál es la dimensión universal de esa diakonía y de cómo la verdadera prioridad del anuncio de la Buena Nueva pasa por compartir los gozos y las alegrías, las sombras y las incertidumbres de todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

Nuestra visión bebe de las fuentes que brotan del anuncio del Evangelio de los pobres y de nuestro compromiso indisociable con la acción y la propuesta. Hablamos de un compromiso que pasa por vincular, como el dorso y el envés de una mano, la oración y la acción. Sin esta dimensión dual no sería posible impulsar una labor transformadora que logre poner a las personas en el centro.

En Cáritas Española nos gusta decir que somos un corazón que ve, que late a través del compromiso de nuestros agentes en las periferias donde la precariedad muerde con más fuerza.

Esos son los territorios donde la Doctrina Social de la Iglesia nos demanda la opción prioritaria por los más desfavorecidos y la búsqueda de sus interrelaciones:

– el drama de la movilidad humana;
– el escándalo de la trata de personas;
– los efectos de la sostenibilidad medioambiental y el cuidado de la Creación en los derechos de las comunidades más vulnerables;
– la lacra de la violencia contra mujeres, ancianos y niños;
– la precariedad laboral;
– o la falta de unos recursos mínimos para que una buen aparte de la Humanidad pueda satisfacer con dignidad las necesidades básicas, mientras aumenta la escandalosa acumulación de riqueza en manos de una exigua minoría.

Para Cáritas, nada de lo humano nos puede resultar ajeno, porque en el rostro de cada hermano se manifiesta el rostro de Dios. Esa convicción late en nuestra campaña institucional de este año, que hemos convocado bajo el lema Tu compromiso mejora el mundo.

Es un mensaje que supone exigencia y diligencia. Es decir, respuestas cercanas, rápidas, eficaces y de calidad, que caminen de la mano de propuestas constructivas para impulsar unos modelos sociales realmente equitativos y justos que, en definitiva, redunden en la construcción de un modelo de desarrollo que alimente ese anhelo universal de paz que, como propugnaba Juan XXIII, «ha de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad».

El tiempo litúrgico de Cuaresma nos ofrece, con esa invitación al ayuno y la oración, una nueva oportunidad de introspección sobre cuál es nuestro grado de compromiso con el otro, en especial con el que se encuentra en mayor dificultad.

Es un tiempo litúrgico apropiado para el reconocimiento sincero sobre cuál es nuestra aportación al bien común y a la construcción del Reino. Es una buena ocasión para ejercitar un rebajamiento del ego, del yo, para diluirlo en ese territorio grande y amplio del nosotros que pasa por reconocer en el otro la presencia real de Cristo.

Como decía Miguel de Cervantes, «nadie es más que otro si no hace más que otros».

Cáritas, que se conjuga en femenino, como la caridad y como la Iglesia, Madre y Maestra, es una propuesta para intentar hacerlo todo por los otros, para amar y acariciar al hermano necesitado. Es la caricia samaritana que auxilia al doliente en los márgenes del camino, sin preguntar por su origen, su identidad o su condición.

Espero que mi voz haya servido para transmitir el testimonio de todos esos a quienes señalaba al principio: los millones de personas anónimas que entregan lo mejor de sí mismos y los pobres que nos evangelizan. Todos ellos son los que proclaman al mundo que «ubi caritas et amor est, ibi Deus est», allí donde está la caridad, se encuentra Dios.

Muchas gracias.

Cáritas

Las tres monedas del cardenal Osoro para vivir la Cuaresma

$
0
0

«La Cuaresma se presenta ante nosotros como un periodo para enfrentarnos a la volatilidad, la fragmentación y la polarización con las armas que Jesucristo nos ofrece: el ayuno, la oración y la limosna», dice en su carta de Cuaresma el cardenal Carlos Osoro, que propone «tres cambios de moneda para que Dios entre en nuestra vida»

Cambia la volatilidad por la oración

Foto: CNS

«Cambiad la moneda de la volatilidad por la de la oración, por un diálogo abierto y sincero con Dios», pide el cardenal arzobispo de Madrid. Hoy «nada hay estable y fijo, podemos hablar de relativismo». Hoy se quiere «eliminar a Dios y dejar sin fundamento al ser humano», triunfa «la secularización, que es el intento de hacer desaparecer a Dios de la conciencia personal y pública, oscureciendo el carácter único de la persona de Cristo», y «el agnosticismo pretende reducir la inteligencia humana a simple razón calculadora y funcional» «ahogando el sentimiento religioso que está inscrito en lo más profundo e íntimo de la naturaleza humana». Al final, todo ello «destruye los vínculos y los afectos más dignos del hombre, convirtiéndonos en personas frágiles, precarias, dependientes e inestables». ¿Y qué se nos ofrece en este tiempo de Cuaresma? Para el cardenal Osoro la respuesta es «la oración, el diálogo con Dios que nos encamina al diálogo con todos los hombres. Y no a un diálogo virtual, sino de tú a tú». Por eso, «descubramos con más fuerza la oración que salió de labios de Jesús: el padrenuestro. Dios se nos manifiesta como un padre que nos quiere y quiere a todos los hombres. La oración ayuda a mejorar nuestra existencia, a mejorar la vida social y a no perder la conciencia de la verdad».

Cambia la fragmentación por el ayuno

Foto: Pixabay

«Cambiad la moneda de la fragmentación por la del ayuno» es la siguiente propuesta del cardenal Osoro. «El ayuno ayuda a la misión que se nos ha dado. Jesús orando y ayunando se preparó a su misión. El ayuno es el alma de la oración y la misericordia es la vida del ayuno, de ahí que podemos decir así: quien ora que ayune; quien ayuna que se compadezca. El ayuno es necesario para vivir la caridad y la misericordia, y nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano que se inclina y ayuda al hermano que sufre», afirma. Además, «los padres de la Iglesia hablan de la fuerza del ayuno, capaz de hacernos morir al viejo Adán y de abrir en el corazón del creyente el camino hacia Dios. Intensifiquemos todo lo que alimenta el alma y la abre al amor de Dios y del prójimo».

Cambia la polarización por la limosna

Foto: María Pazos Carretero

«Cambiad la moneda de la polarización por la de la limosna», es el tercer arma que destaca el arzobispo de Madrid. Si «ser un ciudadano es ser y sentirse citado, convocado a un bien, a un fin con sentido», en cambio la polarización «no sienta a todos en la misma mesa y provoca que los conflictos se extiendan». Así, «frente a esta moneda que busca lo mío o lo de los míos, la Cuaresma nos ofrece la moneda de la limosna para vencer la tentación de idolatrar las riquezas y que busca asumir con decisión aquellas palabras de Jesús: “No podéis servir a Dios y al dinero”». De este modo, la limosna «nos educa para socorrer al prójimo en sus necesidades y compartir con los demás lo que poseemos. Nos hace compartir bienes, intereses, justicia, paz social, acercamiento de los hombres. También es creadora de la cultura del encuentro y de la esperanza que fomenta nuevos vínculos. Gesta una revolución interior en quien comparte, pues le hace consciente de las necesidades de todos los hombres».

El cardenal Osoro concluye finalmente invitando a «vivir una vez más la conversión desde el seguimiento radical a Jesucristo. Seamos audaces y valientes para construir nuestra vida y la historia de los hombres con estas tres monedas: la oración, el ayuno y la limosna».

J.L.V.D-M.

Carta íntegra del arzobispo de Madrid sobre la Cuaresma

La Cuaresma: tiempo para el encuentro y la conversión

Hemos iniciado la Cuaresma, un tiempo que siempre se presenta ante nosotros como un periodo para enfrentarnos a la volatilidad, fragmentación y polarización con unas armas que Jesucristo Nuestro Señor nos ofrece: el ayuno, la oración y la limosna. Con ellas, Jesucristo quiere entrar en nuestras vidas no a la fuerza, sino mirándonos a nosotros mismos, a nuestro interior, pero sin dejar de mirar a los demás; de lo que se trata es de que cada día descubramos más lo que Jesús nos dice que es esencial: «Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos».

¡Qué gran pedagogo es Dios! ¡Cómo sabe conducir nuestra vida para que encontremos la verdadera belleza de la misma! Desde el mismo inicio de la creación se acerca al ser humano para tomarnos de la mano siempre y hacernos caer en la cuenta de aquello que nos conduce al encuentro con Él, que es lo único que nos capacita para encontrarnos con nosotros y con todos los hombres como hermanos. El Señor quiere que su Iglesia tenga esta misma pedagogía. Recordemos que en los primeros siglos, los que llegaban a conocer a Jesucristo iniciaban un camino en el que se les iba acercando al Señor para progresar cada día más en la fe y en la conversión y así preparaban el sacramento del Bautismo. Gracias, Señor, por darnos este tiempo de Cuaresma para profundizar o volver a ese camino de renovación en el que nos encontramos contigo con más fuerza y se reactivan en nuestra vida pasos seguros hacia ese dejarnos envolver por el amor mismo de Dios.

¡Qué gracia más grande para vivir estos 40 días en los que podemos volver a descubrir, vivir y desarrollar lo más original del ser cristiano, del discípulo de Cristo y miembro de la Iglesia! Hagamos este camino cuaresmal con la convicción absoluta de que nuestra conversión mejora el mundo. Y lo hace mejor porque asumimos el compromiso de volver a seguir las huellas del Señor, a dejarnos preguntar por Él: «¿Qué quieres que haga por ti?», y vivir y relacionarnos con los hombres con el amor mismo de Dios. Dejemos que sea el Señor el que entre en nuestra vida. Es verdad que esto es difícil; por eso, en este tiempo de Cuaresma os animo a hacer tres cambios de moneda:

1. Cambiad la moneda de la volatilidad por la de la oración, por un diálogo abierto y sincero con Dios. La moneda que parece que está en circulación –y digo con intención parece–, esa con la que pareciera querer vivir nuestra cultura, es la de la volatilidad; nada hay estable y fijo, es decir, podemos hablar del relativismo. ¿Qué significa esto en la vida de los hombres? Que hay unas líneas de fondo que, para eliminar a Dios y dejar sin fundamento al ser humano, tienden a hacerse presentes en nuestro mundo. Hemos oído hablar de ellas, pero quizá no caemos en la cuenta de lo que afectan en lo más profundo de la vida al ser humano.

Me detengo en ellas un momento: A) Una cara de la moneda es la secularización, que es el intento de hacer desaparecer a Dios de la conciencia personal y pública; oscureciendo en el caso de nuestro entorno –pero esto afecta a todas las religiones– el carácter único de la persona de Cristo de múltiples modos, de tal manera que los grandes valores, fraguados en la tradición de la Iglesia, pierden cada vez más su eficacia en los proyectos de vida y en la forma de vivir de los hombres.

Todo es cambiable, nada es seguro, todo es virtual. B) La otra cara de la moneda es el agnosticismo, con el intento de reducir la inteligencia humana a simple razón calculadora y funcional. Se quiere ahogar el sentimiento religioso que está inscrito en lo más profundo e íntimo de la naturaleza humana.

Ambas caras de la moneda destruyen los vínculos y los afectos más dignos del hombre, convirtiéndonos en personas frágiles, precarias, dependientes e inestables, con unas relaciones virtuales que no llegan a descubrir lo que significa y supone el misterio de la encarnación como es la llegada de Dios haciéndose hombre y encontrándose con él, haciéndonos descubrir las medidas reales y el misterio de la existencia y de las relaciones entre nosotros. De alguna manera están unidas y se impulsan mutuamente en una dirección contraria al anuncio del cristianismo e influyen en el ser humano, sobre todo en quienes están madurando sus orientaciones y sus opciones.

¿Qué otra moneda se nos ofrece en este tiempo de Cuaresma? La oración, el diálogo con Dios que nos encamina al diálogo con todos los hombres. Y no a un diálogo virtual, sino de tú a tú, como Dios mismo lo hace con los hombres. La oración, frente a la moneda del relativismo, nos ofrece los más sublimes objetivos de la vida y nos guía a la sublime satisfacción de buscar la libertad en relación con la verdad. Descubramos con más fuerza la oración que salió de labios de Jesús: el padrenuestro. Dios se nos manifiesta como un padre que nos quiere y quiere a todos los hombres, que desea que salgamos de la autorreferencialidad para vivir saliendo de nosotros mismos y encontrándonos con Dios en Jesucristo que nos ha mostrado el verdadero rostro de Dios y del hombre. Frente a la moneda de la volatilidad, la de la oración; estableciendo un diálogo con Dios, que se hizo hombre y nos hace ver con el corazón y la razón que es este Dios el que espera y necesita el corazón humano. Cuaresma es tiempo para aumentar en nuestra vida esta moneda y descubrir todos los intereses que nos ofrece: ayuda a mejorar nuestra existencia, a mejorar la vida social y a no perder la conciencia de la verdad.

2. Cambiad la moneda de la fragmentación por la del ayuno. En medio de tantos conflictos que asolan la historia de la humanidad, en medio de tantas divisiones que nos enfrentan, en medio de fragmentaciones, rupturas y falsas solidaridades, con tantas personas asoladas por la guerra, con hambre o buscando otros lugares donde vivir, ¿cómo olvidar aquellas palabras del beato Pablo VI en el Concilio Vaticano II? «Cristo nuestro principio; Cristo, nuestro camino y nuestro guía; Cristo nuestra esperanza y nuestro término. […] Que no se cierna sobre esta reunión otra luz si no es Cristo, luz del mundo; que ninguna otra verdad atraiga nuestros ánimos fuera de las palabras del Señor, nuestro único Maestro; que ninguna otra aspiración nos anime sino es el deseo de serle absolutamente fieles» (29-IX-1963).

Y ¿por qué la moneda del ayuno? Porque esta moneda ayuda a la misión que se nos ha dado. Jesús orando y ayunando se preparó a su misión. El ayuno es el alma de la oración y la misericordia es la vida del ayuno, de ahí que podemos decir así: quien ora que ayune; quien ayuna que se compadezca; que preste oído a quien le está suplicando y desea se le oiga. Qué bien viene escuchar a Jesús aquellas palabras, tanto en el encuentro con el ciego de nacimiento como con el leproso: «¿Qué quieres que haga por ti?»; «Si quieres, puedes limpiarme», «Quiero, queda limpio». El ayuno es necesario para vivir la caridad y la misericordia, y nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano que se inclina y ayuda al hermano que sufre. Los padres de la Iglesia hablan de la fuerza del ayuno, capaz de hacernos morir al viejo Adán y de abrir en el corazón del creyente el camino hacia Dios. San Juan Pablo II decía del ayuno que, bien mirado, tiene como último fin ayudarnos a cada uno de nosotros a hacer don total de uno mismo a Dios (Veritatis splendor, 21). En Cuaresma el ayuno nos dispone a entrar en una manera de vivir que supone una opción: intensifiquemos todo lo que alimenta el alma y la abre al amor de Dios y del prójimo.

3. Cambiad la moneda de la polarización por la de la limosna. ¡Qué hondura tiene pensar que la sociedad perdura si se plantea como una vocación a satisfacer las necesidades humanas en común! En definitiva, ser un ciudadano es ser y sentirse citado, convocado a un bien, a un fin con sentido. Y también es obligado acudir a la cita que se nos hace. Pero hemos de preguntarnos: ¿somos convocados o polarizados según conveniencias?, ¿somos convocados a buscar el bien común en todas las necesidades que tiene el ser humano? Apostemos por una humanidad en la que todos estemos sentados en la misma mesa, apostemos por un mundo en el que el tejido social que hacemos no destruye a nadie, no hace brechas, no divide, no rompe las relaciones, exige el sacrificio de todos y no de unos pocos. La moneda de la polarización es la que no sienta a todos en la misma mesa y provoca que los conflictos cada vez se extiendan más. Porque no sirven las casas de moneda donde los trabajadores que las hacen sean intelectuales sin talento, buscadores de dar belleza al mundo sin bondad. Necesitamos hombres y mujeres que apelen a lo hondo de la dignidad del ser humano –hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios–, que apelen a la sabiduría que hace la verdadera revolución de la memoria –somos hermanos– y que vivan que la búsqueda de la justicia verdadera exige encontrarnos y recordar los grandes valores: abrir manos, abrir el corazón, hacer fiesta, trabajar juntos, amasar solidaridad, crear puentes y no derribarlos, buscar encuentro y no conflicto y división.

Frente a esta moneda de la polarización que busca lo mío o lo de los míos, la Cuaresma nos ofrece la moneda de la limosna para vencer la tentación de idolatrar las riquezas y que busca asumir con decisión aquellas palabras de Jesús: «No podéis servir a Dios y al dinero» (Lc 16, 13). La limosna vence esta tentación y nos educa para socorrer al prójimo en sus necesidades y compartir con los demás lo que poseemos. La purificación interior tiene gestos exteriores a favor de las necesidades de los hombres. ¡Qué bueno es tener la valentía de hacer gestos y acciones que den esperanza! Y esto no es simplemente para dar una belleza externa a la vida o por pura racionalidad; se trata de hacer gestos que manifiesten la necesidad imperiosa de convivir para construir juntos este mundo donde todos participen del bien dado por Dios para los hombres. La limosna nos hace compartir bienes, intereses, justicia, paz social, acercamiento de los hombres. La moneda de la limosna también es creadora de la cultura del encuentro y de la esperanza que fomenta nuevos vínculos. La moneda de la limosna gesta una revolución interior en quien comparte, pues le hace consciente de las necesidades de todos los hombres y nos capacita para negociar siempre con los valores propios de la dignidad del hombre. Frente a la polarización que crea discontinuidad, desarraigo, caída de certezas y no lugares –es decir, espacios vacíos sometidos solo y exclusivamente a lógicas instrumentales–, ofertemos la moneda de la limosna que se traduce en proyectos que aportan encuentro entre todos los hombres.

El tiempo de Cuaresma nos permite vivir una vez más la conversión desde el seguimiento radical a Jesucristo. Seamos audaces y valientes para construir nuestra vida y la historia de los hombres con estas tres monedas: la oración, el ayuno y la limosna.

Con gran afecto os bendice,

+Carlos Card. Osoro, arzobispo de Madrid

 

 

Nártex organiza «visitas rezadas» con las principales imágenes de Madrid

$
0
0

La asociación Nártex organiza Madrid paso a paso, un itinerario artístico en forma de visita rezada para preparar la Semana Santa, en el que fieles, turistas y curiosos pueden acercarse de manera más profunda a los acontecimientos centrales de las celebraciones de estos días

«La Semana Santa se ha convertido en un acontecimiento turístico en toda España, y es bueno que no se quede solamente en folklore. Mucha gente se acerca estos días a las procesiones y a los cultos en las iglesias, y por eso es una gran oportunidad para evangelizar y para mostrar lo que realmente celebramos esos días», dice Isabel Fernández, presidenta de la asociación Nártex (nartex.org), que ha organizado la iniciativa Madrid paso a paso para acercar a fieles, turistas y curiosos la Pasión del Señor a través de las obras de arte de algunas de las iglesias más céntricas de la capital.

El recorrido no solo incluye una explicación artística o histórica de cada obra, sino que se trata de «una visita rezada», un itinerario a modo de vía crucis en el que esta viene acompañada de textos para la meditación y la oración.

«Hay muchas realidades en torno a la Semana Santa –explica Isabel–, pero lo principal es que nos ponemos a los pies del Señor y de la Virgen para acompañarlos en el camino de la Cruz, y para participar de una manera más profunda en todos los momentos que va dejando el Señor en la Pasión: la Última Cena, la oración en el huerto…, y descubrir cómo Dios hecho hombre, en el peor momento de su vida, va dejando perlas de conversión en su camino que llegan hoy hasta nosotros. Eso muy bonito de ver y atrae mucho a la gente, y supone recuperar el sentido más auténtico de la Semana Santa».

Así, acompañados de varios guías expertos, los visitantes podrán hacer los sábados 10 y 17 de marzo dos itinerarios diferentes: uno en el que podrán contemplar obras como la Última Cena de Vicente Carducho, el Cristo con la Cruz a cuestas de Nicola Fumo, el Cristo de la humildad de Alonso Cano, o el Cristo yacente de Juan de Ávalos; y otro en el que se recorren los pasos procesionales más conocidos de la Semana Santa madrileña: la Macarena y el Jesús del Gran Poder en la colegiata de San Isidro, Jesús el pobre en San Pedro el Viejo, o el Cristo de la Fe y del Perdón en la basílica de San Miguel.

Un gran potencial

La inquietud de Isabel y de varios amigos por utilizar el arte como vía para la oración y la evangelización surgió hace ahora diez años, «porque en nuestra carrera de Historia del Arte no encontrábamos esa dimensión más profunda que tiene el arte religioso, e incluso percibíamos que la Iglesia no le estaba sacando todo el potencial que tiene».

A partir de ahí fueron surgiendo diferentes actividades, visitas guiadas, formación e iniciativas como las Noches de arte y oración, en las que «pusimos al Señor en el centro de cada visita, porque veíamos que la gente no salía de los cuatro datos históricos o artísticos».

Paradójicamente, la aceptación ha sido buena incluso entre las personas más alejadas de la fe, «también porque las explicaciones van acompañadas de un testimonio de fe personal del guía. Al final, de lo que abunda el corazón habla la boca. Muchas veces no tiene que ser algo muy explícito, sino que la gente nota la sensibilidad con la que hablas del Señor o de la Virgen, o cómo haces la genuflexión. Y también se nota el fruto de los ratos que pasan los voluntarios rezando ante las obras de arte que luego van a enseñar».

«O rezas o te lo pierdes»

Cada visita de Madrid paso a paso va acompaña de oraciones como la del Cristo doliente de Gabriela Mistral, el Pange Lingua, el himno Stabat Mater o algunos textos del Evangelio. De la experiencia de estos diez años de Nártex, Isabel destaca que estas visitas «sirven para que muchas personas renueven su fe, y muchos que no la tienen perciben un atractivo que no encuentran más que en estas actividades. Cuando llegamos a una iglesia con el Santísimo expuesto, ¡ahí o rezas o te lo pierdes! Y simplemente al escuchar las oraciones ya estás rezando. La gente disfruta y muchos repiten».

Toda esta riqueza de vida y de fe que llega a los visitantes no se queda solo en ellos, sino que supone una fuerte sacudida también en los voluntarios de Nártex, y han surgido ya varias vocaciones: al sacerdocio, a la vida religiosa y al matrimonio. «El Señor juega fuerte porque nos ponemos a su disposición, y ahí el Señor responde. Das tu fe y abres tu corazón a personas que no conoces, y el Señor actúa».

Para quienes estén en Madrid la mañana de los sábados 10 y 17 de marzo, Nártex les ofrece una experiencia única de oración y cultura. Más información e inscripciones en info@nartex.org.

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

Los jóvenes escribirán las meditaciones del vía crucis al que asistirá el Papa el Viernes Santo

$
0
0

El Papa ha encargado a un grupo de jóvenes la redacción del vía crucis al que asistirá el Viernes Santo. Las meditaciones serán leídas frente al Coliseo romano en presencia de Francisco el viernes 30 de marzo.

Los chicos a los que el Pontífice ha hecho este particular encargo son estudiantes de secundaria de un colegio de la capital italiana y estarán asesorados por el profesor y ensayista Andrea Monda. Los textos serán leídos en paralelo a los 14 capítulos con los que se rememora el calvario de Jesús de Nazaret hasta la Cruz.

El Santo Padre ha decidido otorgar una mirada especial a los jóvenes en este 2018, y no solo les ha invitado a redactar el Vía Crucis del Viernes Santo, sino que también ha llamado al Sínodo de obispos a reflexionar sobre las nuevas generaciones, sus reflexiones, vocaciones y estilos de vida.

Asimismo, con motivo del Sínodo de los jóvenes, ha sido convocado en Roma entre el 19 y el 24 de marzo una reunión presinodal, en la que participarán 315 chicos y chicas creyentes y no creyentes de los cinco continentes.

La participación de estos en una reunión preparatoria de un Sínodo de obispos es otra iniciativa inédita después del lanzamiento de un cuestionario dedicado a jóvenes de todo el mundo, de entre 16 y 29 años, para conocer mejor a la juventud y sus problemas.

EFE/Alfa y Omega

Una familia en torno a la Cruz

$
0
0

«Normalmente en los periódicos sale lo malo de las residencias, y eso no es justo. Nosotros estamos encantados aquí. Nos tienen mucho cariño y nos tratan muy bien. Somos como una familia. Esto es lo que tendría que salir en la televisión», dice Carmela, una de las residentes del centro que las Cooperadoras de la Familia tienen en el barrio de Campamento, en la que este viernes el cardenal Osoro rezará la primera estación del vía crucis diocesano.

Mari Paz y Marcelina apostillan que «estamos encantadas de la vida por estar en esta residencia. Estamos felices y nos tratan fenomenalmente. Siempre estamos ocupadas y no nos aburrimos. Salimos y entramos cuando queremos, y vamos a casa si podemos hacerlo. Las portuguesas nos cuidan muy bien, y vemos a nuestros hijos a menudo».

Deolinda es una de las portuguesas, mujeres del instituto secular de las Cooperadoras de la Familia que llegaron a Madrid, a la zona de Campamento, procedentes de Guarda (Portugal), hace ya más de 50 años. Desde entonces se dedican a cuidar de los ancianos «mental, física y espiritualmente». Para ellos organizan actividades de terapia ocupacional y ejercicio físico, además de la Misa y de ratos de oración, como el vía crucis que rezan en la capilla todos los viernes. «Nuestro carisma es el cuidado de la familia, en nuestra residencia más orientado a las personas mayores, pero también en la escuela infantil que tenemos en el centro», dice Deolinda.

Todos los residentes, la mayoría mujeres, están pensando en la próxima visita del cardenal Osoro, que aquí rezará la primera estación del vía crucis diocesano que este viernes se celebra en diferentes parroquias, conventos y centros de Madrid con el lema Con tu Cruz, has redimido al mundo.

Oración y testimonio

Cada año el recorrido incluye, además de una residencia de ancianos, un convento de contemplativas de la diócesis. En esta ocasión, la quinta estación del vía crucis se desarrollará en el monasterio de la Anunciación de las monjas clarisas, en el barrio de Oporto. Allí la Madre María Lourdes, la abadesa de la comunidad, explica que «somos once hermanas y nuestra vida diaria se reparte entre la oración y el trabajo de tareas de papelería para una entidad bancaria. Lo nuestro es la oración, la fraternidad, la pobreza y la misión que llevamos a cabo con nuestro testimonio. Somos de vida contemplativa y hacemos nuestra vida aquí, en el convento».

Después de 127 años de presencia en el barrio, las clarisas siguen teniendo una relación estrecha con los vecinos. «Aquí viene mucha gente a la iglesia, sobre todo los domingos, y hablan con nosotras. Nosotras lo que hacemos es rezar por todo el mundo y por todo el barrio, y nos sentimos muy queridas», afirma.

El vía crucis dará comienzo a las 17 horas y en su recorrido el cardenal rezará una estación en los siguientes lugares: residencia de las Cooperadoras de la Familia, parroquias de Cristo Resucitado, Crucifixión del Señor, Ascensión del Señor, monasterio de la Anunciación, parroquias de San Benito Abad, San Bartolomé, Santa Inés, Santa Bibiana, Nuestra Señora de la Fuencisla, San Basilio el Grande, Santos Inocentes, San León Magno y El Salvador y San Nicolás, donde está prevista la llegada del cardenal aproximadamente a las 21:05 horas.

Más información: archimadrid.es.

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

Los residentes del centro de las Cooperadoras de la Familia en Campamento. Foto: Juan Luis Vázquez

 

El Papa volverá a lavar los pies de doce encarcelados durante el Jueves Santo

$
0
0

El Papa volverá a lavar los pies de doce encarcelados durante el rito del lavatorio de pies previsto para el Jueves Santo. En esta ocasión, lo hará en la prisión de Regina Coeli, en el centro de Roma.

Será la cuarta vez que Francisco lave los pies de doce reclusos desde el inicio de su pontificado. En 2013 lavó los pies de doce internos, incluidas  dos chicas –una italiana católica y una de Serbia musulmana– de la prisión de menores Casal del Marmo. Un año después, el Santo Padre cumplió el rito con discapacitados del Centro Santa María de la Providencia de Roma. En 2015 hizo lo propio con reclusos de la cárcel de Rebibbia y en 2016 lavó a un grupo de refugiados de un centro de la capital italiana. En aquella ocasión, el Pontífice se arrodilló ante católicos, ortodoxos, musulmanes e hindúes, con una petición: «Somos hermanos y queremos vivir en paz». El año pasado, acudió a la prisión de Paliano, en la provincia de Frosinone.

Una cárcel que fue convento

La prisión Regina Coeli está situada cerca del barrio romano del Trastevere, en el centro de Roma. En sus orígenes, se utilizó como convento pero desde principios del siglo XX se utiliza como cárcel.

Este centro de internamiento ha recibido anteriormente la visita de los papas Juan XXIII en 1958, Pablo VI en 1964 y Juan Pablo II en 2000. En ella, el Papa Francisco celebrará la Misa Vespertina de la Cena del Señor –en la que se lavan los pies de doce fieles a imitación del gesto que tuvo Jesús con los apóstoles durante la última cena– para los cerca de 750 reclusos.

Alfa y Omega/EFE


Carta semanal del cardenal arzobispo de Madrid: Contempla tu vida y la historia de nuevo en Semana Santa

$
0
0

En la Semana Santa haz esta prueba: sal de ti mismo, encuéntrate con los pobres, entra en las periferias, regala la medicina de la misericordia y no te dejes alcanzar por el demonio

Este domingo comenzamos la Semana Santa. El Domingo de Ramos es el prólogo de esta semana en la que os invito a que viváis la novedad que adquiere la vida del ser humano y la historia con los acontecimientos que vamos a celebrar. La Semana Santa no es para defender un poder mundano secular, tampoco es una semana para defender el prestigio de una empresa o algo semejante. Es una semana santa en la que podemos contemplar cómo el ser humano y todos los caminos del hombre, en todas las latitudes de la tierra, se abren de una manera nueva, absolutamente nueva. Es una semana santa en la que podemos descubrir y vivir que la vida plena del hombre, de toda la humanidad, de todo lo que existe, no está en el éxito, sino en el amor y en la entrega a los demás.

Es una semana en la que debemos, y así se nos invita a hacerlo, dedicarnos más a la oración, es decir, a un diálogo más intenso con el Señor, a dejar que Él nos mire y nos hable, a la escucha de la Palabra de Dios, a vivir la celebración de la fe con profunda intensidad y a dejarnos envolver por el misterio. Es obligación de todo cristiano prescindir del propio yo y exponerse a la mirada amorosa e interpelante de Jesús. Porque en el centro de nuestra vida está siempre el encuentro con Cristo vivo que da una orientación absolutamente nueva. El encuentro con Él es decisivo, pues ahí nos llega el amor que Dios mismo nos da, un amor que perdona, sana y santifica. Es una semana para contemplar la grandeza de Dios. Y aquí recuerdo unas palabras de san Ignacio de Antioquía: «El cristianismo no es obra de persuasión, sino de grandeza» (Carta a los Romanos, III, 3). No disolvamos nuestra fe en demasiadas discusiones sobre detalles que, a la larga, vemos que son muy poco importantes; tengamos ante nosotros siempre la grandeza de Dios, la grandeza de la fe.

Qué fuerza tiene lo que tantas veces subrayó san Agustín: Dios es Logos y Dios es Amor, «hasta el punto de que –como explicaba Benedicto XVI– se hizo totalmente pequeño y asumió un cuerpo humano y al final se entregó como pan en nuestras manos». Dios es Logos, es razón; «nuestra fe es algo que tiene que ver con la razón, se puede trasmitir mediante la razón, no tiene que esconderse de la razón». Y esta razón tiene un corazón que «le impulsó a renunciar a su inmensidad» y se hizo carne. Y en esto radica la grandeza de Dios para nosotros, pues lo hemos entendido, no es una hipótesis, lo conocemos, nos conoce, «podemos conocerlo cada vez mejor si permanecemos en diálogo con él».

La Semana Santa pone a Dios en el centro de nuestra vida y de las comunidades. En las celebraciones y en las procesiones, gracias a las diversas imágenes de Dios que toma rostro humano, el pueblo se va identificando con Él y entendiendo la pasión y el amor que tiene por todos los hombres, el mismo que debemos tener nosotros. Es una ocasión para primar la oración, el diálogo con el Señor, el silencio para percibir su presencia en medio de nosotros; para primar la amistad personal con Jesucristo y, por tanto, la llamada a la santidad que pasa por amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos.

La Semana Santa es un tiempo para volver a tener ánimo, fe, esperanza y amor. Tiempo para salir, para que no nos encerramos en nosotros mismos, para sentirnos impulsados por el amor de Cristo a salir y a acoger, a  buscar siempre a quien se perdió o no conoció. Tiempo para tomar una hoja de ruta e ir a las periferias, a los que más necesitan, a los más pobres, sea la pobreza que sea; ellos son los que clavan la mirada en nosotros y nos provocan la misma pregunta que sacaron de Jesús: ¿qué quieres que haga por ti? Tiempo para ver que hemos de cambiar el mundo y, allí donde está el mal, oponer el bien que repercutirá su presencia en todos. Tiempo para acumular y llevar la misericordia, que es la medicina que cura y sana en lo profundo del corazón del ser humano. Tiempo para descubrir al demonio que es quien nos quiere separar de Dios y dividir a los hombres entre amigos y enemigos, mientras que Cristo nos dice que somos hermanos. En la Semana Santa haz esta prueba: sal de ti mismo, encuéntrate con los pobres, entra en las periferias, regala la medicina de la misericordia y no te dejes alcanzar por el demonio. Te invito a que en la Semana Santa vivas esta experiencia:

1. Jueves Santo. Celebra la institución de la Eucaristía, del ministerio sacerdotal y del día de la fraternidad y que, gracias a la misma, la Iglesia renace siempre de nuevo, es la red en la que todos nosotros los discípulos de Cristo, al recibir al mismo Señor, nos transformamos en un solo cuerpo y abrazamos a todo el mundo, es el corazón de la Iglesia. En la Eucaristía es Cristo quien se nos entrega edificándonos continuamente como su cuerpo. Es la donación que Cristo ha hecho de sí mismo en la Cruz. ¡Qué cambio más radical se produce cuando los cristianos permitimos que toda nuestra vida tome forma eucarística! ¡Qué fuerza tiene poder decir que donde está Cristo allí está toda la Iglesia! La Eucaristía es el don que Jesucristo hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito de Dios por cada hombre, ese amor que impulsa siempre a dar la vida por todos, porque nos amó hasta el extremo. La Cena es el lugar donde nació la Iglesia. Pidamos por los sacerdotes que nacen allí también. Y en el misterio del amor más grande surge la revolución más grande y bella realizada con el arma del amor.

2. Viernes Santo: Pasión y Muerte del Señor. Es Jesús quien revolucionó el sentido de la muerte y lo hizo con su enseñanza y afrontando Él mismo la muerte. «Al morir destruyó la muerte» y esto conmueve todos los cimientos. Cristo mató la muerte que mataba al hombre, la muerte ha sido privada de su veneno. Porque el amor de Dios ha dado un giro absoluto a la existencia del hombre, fue transformado el morir. En Cristo, con su Pasión y Muerte, la vida humana es paso de este mundo al Padre y la hora de la muerte es el momento en que este paso se realiza de modo concreto y definitivo. Por eso quien se compromete a vivir como Él, es liberado del temor a la muerte y la vive como san Francisco de Asís nos describe en el Cántico de las criaturas; es el rostro de una «hermana» por la cual se puede incluso bendecir al Señor: «Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana muerte corporal». Nos lo recuerda san Pablo: «ya sea que vivamos, sea que muramos, somos del Señor».

3. Vigilia pascual: ¡Resucitó! Renovemos continuamente nuestra adhesión a Jesucristo muerto y resucitado por nosotros: su Pascua es nuestra Pascua, pues en Él, resucitado, se nos da la certeza de nuestra resurrección. La fe de los cristianos, como nos dice san Agustín, es la Resurrección de Cristo. Es muy importante afirmar la verdad fundamental de nuestra fe que es la Resurrección de Cristo: por nuestro Bautismo, al morir con Cristo al pecado, renacemos a una vida nueva, se restablece en nosotros la dignidad de hijos de Dios en el Hijo. En la Vigilia Pascual se nos indica el sentido de este día con tres símbolos: la luz, el agua y el canto nuevo, el Aleluya. Ojalá sepamos vivir y hacer nuestras estas palabras: «Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás» (Jn 11, 25-26). Cuando se debilita la fe en la Resurrección del Señor, se debilita el testimonio de los creyentes. La Resurrección es nuestra esperanza, nos introduce en un nuevo futuro.

Con gran afecto, os bendice,

+Carlos Card. Osoro
Arzobispo de Madrid

Las palmas que reciben al Rey

$
0
0

Detrás de las palmas que se utilizan en las celebraciones del Domingo de Ramos en toda España hay varias familias ilicitanas que se encargan de esta tradición y la transmiten de generación en generación

Moisés Esclapé anda desde que tiene uso de razón entre palmas y ramos, trabajando en la tradición de la palma blanca, la que se utiliza para acompañar al Señor en las procesiones del Domingo de Ramos. Mucho antes que él ya lo hacía su padre, y antes todavía su abuelo…, porque «la palma es algo que llevas dentro y que se pasa de padres a hijos».

Junto a su mujer, Ana, trabaja estos días previos a la Semana Santa en su pequeño negocio familiar –Palma Blanca– dedicado a elaborar las palmas procesionarán el domingo en muchas calles de España. «Estos días estamos a tope», dicen, y luego Moisés explica que «esto es más que una empresa. Desde pequeño te vas metiendo poco a poco, empiezas atando las palmas y luego ya te atrapa».

De su plantación en Elche salen palmas con destino no solo a las parroquias de su diócesis, sino también a numerosas parroquias y cofradías de todo el país, y hasta de otros países de Europa, incluido el Vaticano. Dado que el clima de Elche es el más propicio para que la palmera que da la palma pueda prosperar, la demanda en estos días se dispara: «Ten en cuenta que hay multitud de hermandades y cofradías de la Borriquita por todas partes, y son las que salen en procesión el Domingo de Ramos. Y luego aparte están las parroquias, que también necesitan sus palmas…», dice Moisés.

Esta tradición de reproducir en Elche la primera procesión de Ramos en Jerusalén se remonta documentalmente hasta el año 1371, en un texto que menciona los ramos de palma blanca de las procesiones ilicitanas y las limosnas concedidas por el concejo municipal, aunque, ya desde el siglo IX diferentes beatos muestran imágenes de procesiones con palmas en sus rituales.

Desde el siglo IX

«Nosotros trabajamos la palma todo el año», dice Moisés, que explica que cada mes de septiembre se amarran las hojas de la palmera y se cubren, para que el sol no les dé y la hoja permanezca blanca. Así pasan un año entero y luego se cortan y se empiezan a trenzar, casi siempre a manos de mujeres de la zona mientras los hombres trabajan en el campo amarrando y cortando palmeras. Es un trabajo de todo un año que en España realizan apenas cuatro empresas, de origen familiar y todas radicadas en Elche.

Para Moisés y Ana, el Domingo de Ramos «es nuestro día grande de fiesta. Es como para otros el día de Año Nuevo. Y nos prepara para empezar a vivir toda la fe que hay en Semana Santa. Nosotros no nos vamos de vacaciones una vez que hemos terminado de entregar todas las palmas. Siempre vamos en familia a los oficios y a las procesiones, lo llevamos muy dentro».

Y de esta forma tan original y familiar de preparar la semana grande de los cristianos participan también sus dos hijos. «Cada año busco para ellos un tipo de palma muy especial que es muy rara de encontrar, porque sale doble. Desde pequeños han crecido con este gusanillo dentro. Te ven trabajando todo el año de esta forma tan artesana, porque no usamos máquinas, y se ofrecen para trenzar las palmas. “¿Te ayudo, papá?”, me dicen. No hace falta que les inculquemos nada. Son ellos los que continúan esta tradición tan bonita».

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

Una intensa Semana Santa en Madrid

$
0
0

El domingo empiezan en Madrid las celebraciones de Semana Santa, que en la catedral de la Almudena serán presididas por el cardenal Carlos Osoro. A las 11:30 horas tendrá lugar la procesión hasta la plaza de la Almudena, para entrar en el templo por la puerta principal, y celebrar a las 12 horas la Eucaristía del Domingo de Ramos.

La Misa Crismal se celebrará el Martes Santo, a las 12 horas, y en ella se bendecirán los santos óleos y se consagrará crisma. El Miércoles Santo, a las 19 horas, tendrá lugar un vía crucis por el interior del templo catedral, en el que la meditación de cada una de las estaciones estará encomendada a las distintas delegaciones diocesanas.

El Jueves Santo, habrá una celebración comunitaria de la Penitencia a las 12 horas, y a las 18 horas dará comienzo la Santa Misa de la Cena del Señor; la catedral permanecerá abierta hasta la medianoche para facilitar la adoración al Santísimo. El Viernes Santo, la catedral abrirá sus puertas a las 9 horas para poder orar ante el Santísimo, mientras que la celebración de la Pasión y Muerte del Señor dará comienzo a las 17 horas. El Sábado Santo, la Vigilia Pascual empezará a las 22 horas; y el Domingo de Resurrección el cardenal presidirá una Eucaristía solemne a las 12 horas.

Todos los horarios de las celebraciones de Semana Santa en los templos de la diócesis, así como los horarios y recorridos de las distintas procesiones están recogidos en la web semanasanta.archimadrid.com.

Asimismo, el tradicional folleto de Semana Santa que edita cada año la oficina de Medios estará disponible en la catedral de la Almudena, en los principales templos de la diócesis y en las oficinas de información turística del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid.

Infomadrid

Evangelio del domingo: El rey de los judíos

$
0
0

Aunque desde 1925 la Iglesia celebra la fiesta de Cristo Rey en otra fecha, los textos de la celebración de este Domingo de Ramos en la pasión del Señor, presentan desde antiquísimo a Jesucristo no solo en su condición real, sino que también nos aclaran el sentido de este reinado. En todas las Misas de este día se hace memoria de la entrada del Señor en la ciudad de Jerusalén. Ya en el primero de los cantos propuestos para la procesión de las palmas, se hace referencia al Hijo de David, que viene como Rey de Israel, tal y como nos relata Mateo. El hecho de cortar ramas de los árboles y la utilización de las palabras del Salmo 118, «¡Hosanna!, bendito el que viene en el nombre del Señor», se convierten, asimismo, en una proclamación de Jesucristo como Mesías. La multitud comprende que en Él se cumple la promesa de ser una gran nación, bendecida por Dios, que el Señor, siglos antes, había realizado a Abrahán. De modo similar se expresan los pasajes del Evangelio inicial de la liturgia de este domingo. La dignidad real del Señor se refuerza en las dos oraciones de bendición de los ramos, en las que se hace referencia al hecho de acompañar a Cristo Rey, aclamándolo con cantos, así como a su condición de vencedor. También los salmos propuestos para la procesión reconocen a Cristo como el «Rey de la gloria» y el «Rey del mundo», cerrando la procesión de entrada el himno «Gloria, alabanza y honor». Sin embargo, en este ambiente de himnos y aclamaciones gloriosas llama la atención que Jesús aparezca ante todos montado en un asno. Este animal, que, además, el Señor pide prestado, está asociado a la gente sencilla y del campo. Con este gesto quiso Jesús cumplir la profecía de Zacarías, que presenta al futuro rey, en primer lugar, como rey de los pobres, que presupone estar libre interiormente de cualquier avidez de posesión y afán de poder, y considerar a Dios la única riqueza. En segundo lugar, el profeta nos muestra que Jesús será un rey de paz. La única arma que llevará este Señor será la cruz, como signo de reconciliación, de perdón y de un amor más fuerte que la muerte. Por último, Zacarías se refiere a un dominio «de mar a mar», es decir, universal. Se supera así una visión reduccionista del pueblo de Dios, que ahora con Cristo tiene un alcance sin límites territoriales ni culturales.

Un reinado que no es de este mundo

Sin embargo, aunque el reinado que Jesucristo propone tiene vocación de extenderse por todas las naciones de la tierra, «no es de este mundo». El aparecer montado en un asno o el hecho de ser coronado de espinas tiene un significado que supera el cumplimiento de una profecía y que tampoco se reduce a una humillación de quien está dispuesto a sufrirlo todo por los hombres. Tiene el sentido de mostrarnos que Dios ha visitado realmente a su pueblo y por él se entrega. El relato de la Pasión no supone despojar a Jesucristo de su condición real, sino más bien poner el acento en que el Señor lleva a culminación su reinado entregando su vida por la salvación de los hombres.

Daniel A. Escobar Portillo
Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid


Evangelio

Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, hicieron una reunión. Llevaron atado a Jesús y lo entregaron a Pilato. Pilato le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Él respondió: «Tú lo dices». Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo: «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan». Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los rebeldes que habían cometido un homicidio en la revuelta. La muchedumbre que se había reunido comenzó a pedirle lo que era costumbre. Pilato les preguntó: «¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?». Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó: «¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?». Ellos gritaron de nuevo: «¡Crucifícalo!». Pilato les dijo: «Pues ¿qué mal ha hecho?». Ellos gritaron más fuerte: «¡Crucifícalo!». Y Pilato, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

Los soldados se lo llevaron al interior del palacio –al pretorio– y convocaron a toda la compañía. Lo visten de púrpura, le ponen una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo: «¡Salve, rey de los judíos!».

Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y le sacan para crucificarlo. Pasaba uno que volvía del campo, Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo; y le obligan a llevar la cruz.

Y conducen a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de la calavera), y le ofrecían vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucifican y se reparten sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno.

Era la hora tercia cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: «El rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.

Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: «Tú que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz». De igual modo, también los sumos sacerdotes comentaban entre ellos burlándose: «A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos». También los otros crucificados lo insultaban.

Al llegar la hora sexta toda la región quedó en tinieblas hasta la hora nona. Y a la hora nona, Jesús clamó con voz potente: «Eloí, Eloí, lemá sabaqtaní». (Que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»). Algunos de los presentes, al oírlo, decían: «Mira, llama a Elías». Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo: «Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo». Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.

El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios».

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 15, 1-39

«Seré costalero en la primera procesión infantil de Burgos»

$
0
0

Los niños serán los protagonistas este sábado en la procesión del Amor y la Esperanza de Burgos. Alejandro, costalero, y David, de la banda infantil, nos cuentan cómo es ser cofrade desde pequeño

Alejandro, de 11 años, tenía solo 5 cuando entró en la banda infantil de la Real Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores en Burgos. Le viene de familia: su padre es costalero; es decir, una de las personas que llevan las imágenes durante las procesiones. También su madre pertenece a la hermandad. Alejandro empezó con el tambor. Hace dos años pasó a la banda de mayores, donde toca la corneta. Ahora tiene una nueva misión: ser costalero de la Virgen del Socorro en la procesión infantil que su cofradía va a celebrar este año por primera vez.

Luis Manuel, el responsable de la hermandad, nos cuenta que esta idea y la de hacer una banda infantil buscan «transmitir a los niños la tradición cofrade y sus valores cristianos. Antes, solo venían a ver las procesiones. Nosotros pensamos que es bueno que participen más. Así, cuando crezcan, lo seguirán haciendo».

La procesión infantil será una de las primeras de la Semana Santa burgalesa, el sábado por la mañana. Su nombre completo es procesión del Amor y de la Esperanza. Luis Manuel nos explica que han elegido este nombre porque el amor de Dios y la esperanza que nos da la Muerte y Resurrección de Jesús son el núcleo del cristianismo. Además, «es algo que se vive en cada familia: los padres dan amor a sus hijos, y los hijos transmiten esperanza a sus padres. Esto lo puede vivir cada familia. Por eso la procesión está abierta a todos». De hecho, han invitado a los niños de las demás hermandades y cofradías, y también a los que no están en ninguna.

Llevarán la imagen de la Virgen del Socorro. «Es una talla del siglo XV, que representa cómo María cuida a los niños –continúa el prior–. En su honor se fundó una de las primeras cofradías de Burgos, aunque la devoción se perdió con el tiempo. Nosotros hemos restaurado la imagen, que estaba bastante dañada. Muchas personas han colaborado haciéndole ropa nueva y un paso preparado para que lo puedan llevar doce niños».

«Nos esforzamos por Jesús»

Uno de ellos es precisamente Alejandro. «Cuando pidieron costaleros voluntarios yo me ofrecí –nos cuenta–. Me hacía mucha ilusión ser como mi padre». Sabe que no es fácil llevar un peso grande entre varias personas. «Hace dos semanas tuvimos el primer ensayo. Nos colocaron por alturas, y luego nos explicaron que a cada sonido del tambor hay que dar un paso. Tenemos que empezar con el pie izquierdo, e ir todos a la vez».

Además, Alejandro seguirá saliendo con la banda en las otras dos procesiones de su cofradía. «Me gusta mucho tocar instrumentos, y me hace ilusión que mi familia y amigos vengan a verme. Además, es una forma de agradecerle a Jesús el haberse sacrificado por nosotros. Por eso tenemos que esforzarnos al máximo» para que salga todo bien.

David, de 7 años, saldrá en la banda infantil en las procesiones. Su familia es de la parroquia de San Gil, donde tiene su sede la Hermandad de la Sangre. «Empecé en la banda hace dos años, porque mis primos Juan, Jorge y Pedrito también están», recuerda. Él, cuando los veía, siempre decía a sus padres: «Yo quiero tocar el tambor».

«Cuando empieza el cole en otoño, comienzan también los ensayos los domingos –explica–. Cuando llega la Semana Santa, nos vestimos con túnica blanca, una tela que se llama babero con una cruz azul y roja, un cinturón y una medalla. Los de la banda infantil vamos los primeros, delante de la imagen. No me canso nada».

María Martínez López

David y su tambor en la catedral de Burgos. Foto: Charo del Álamo

Mensaje de Semana Santa: «Dios se ha hecho hombre, se ha identificado con nosotros y recoge todo el sufrimiento»

$
0
0

Un año más, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, ha grabado un mensaje en vídeo con motivo de la Semana Santa. Un tiempo en el que recordamos que «es Dios quien se ha hecho hombre, se ha identificado con nosotros y nos manifiesta que recoge todo el sufrimiento de los hombres, que asume también la realidad de la muerte, pero no el triunfo de la muerte sino el triunfo de la Resurrección».

«Un Dios que abre los brazos para acoger a todos los hombres, un Dios que manifiesta su amor y que el arma que utiliza, para cambiar esta tierra y este mundo, no es el arma de ninguna fuerza de ningún tipo sino el arma del amor mismo de Dios que se abre absolutamente a todos los hombres», abunda.

Con el Cristo de Rupnik de la sacristía mayor de la catedral de fondo, el purpurado anima a «contemplar la realidad y la vida de nuestro Señor en las imágenes que a través de las procesiones vais a ver y a contemplar y también en los oficios de Semana Santa que vamos a celebrar». «Vivid esta Semana Santa contemplando a Jesucristo y contemplando a su Madre, que es expresión también de lo que la Iglesia es y debe hacer: abrir los brazos como Madre a todos los hombres. Feliz Semana Santa», concluye.

Celebraciones en la catedral

Del 25 de marzo al 1 de abril, la catedral de Santa María la Real de la Almudena acogerá las principales celebraciones litúrgicas de la Semana Santa presididas por el cardenal Osoro.

Comenzarán con la solemne Misa de los Ramos, el domingo 25 de marzo. A las 11:30 horas tendrá lugar la bendición de las palmas y los ramos en el atrio de la catedral de la calle Bailén, con procesión hasta la plaza de la Almudena, para entrar en el templo por la puerta principal, que hasta ese momento permanece cerrada. A las 12:00 horas se celebrará la Eucaristía del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor.

La Misa Crismal se celebrará el Martes Santo, 27 de marzo, a las 12:00 horas. Durante la misma se procederá a la bendición de los santos óleos y la consagración del crisma. Y el presbiterio diocesano concelebrará y renovará sus promesas sacerdotales ante su pastor, el arzobispo de Madrid.

Al día siguiente, Miércoles Santo, 28 de marzo, a las 19:00 horas, tendrá lugar un vía crucis por el interior del templo catedral. Las distintas delegaciones diocesanas se encargarán de cada una de las estaciones del mismo.

Triduo Pascual

El Jueves Santo, 29 de marzo, a las 12:00 horas, la catedral acogerá una celebración comunitaria de la Penitencia, con confesión y absolución individual. Y a las 18:00 horas dará comienzo la Santa Misa de la Cena del Señor, con lavatorio de los pies. En ella se conmemora la institución de la Eucaristía, del sacerdocio y la promulgación del Mandamiento Nuevo. Al final de la celebración se reservará solemnemente la Eucaristía para ser adorada por los fieles en oración. La catedral permanecerá abierta hasta las 24:00 horas para facilitar la adoración al Santísimo.

Al día siguiente, Viernes Santo, 30 de marzo, el templo abrirá sus puertas a las 09:00 horas para aquellos fieles que quieran acudir a hacer oración ante el Santísimo. La celebración de la Pasión y Muerte del Señor dará comienzo a las 17:00 horas.

El Sábado Santo, 31 de marzo, la catedral permanecerá cerrada durante toda la jornada. Abrirá sus puertas a las 21:00 horas para facilitar el acceso al templo a los fieles que quieran participar en la Vigilia Pascual, que se desarrollará a partir de las 22:00 horas. Durante la misma, se impartirán los sacramentos de iniciación: Bautismo, Comunión y Confirmación de adultos.

Las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa en la catedral finalizarán el 1 de abril, Domingo de Pascua de Resurrección, con una solemne Eucaristía que dará comienzo a las 12:00 horas. Al finalizar la Misa, se impartirá la bendición papal.

En todas estas celebraciones actuará la coral de Santa María la Real de la Almudena.

Más información

Infomadrid

Cardenal Osoro en el Domingo de Ramos: «Hoy los hombres están esperando a que venga el Salvador»

$
0
0

Al igual que cuando Jesús llegó a Jerusalén «en medio del gentío», hoy «los hombres están esperando a que venga el Salvador». Y los discípulos de Cristo «podemos dar visibilidad a un Jesús que sana, que ama, que libera, que da respuesta a los interrogantes que tiene el ser humano». Así lo ha subrayado este Domingo de Ramos el arzobispo de Madrid.

Foto: José Luis Bonaño

Ante una catedral de Santa María la Real de la Almudena repleta de fieles y escoltado por sus obispos auxiliares, el cardenal Osoro ha recordado que el Señor llegó a la ciudad santa «para celebrar la Pascua» y despertó «mucha esperanza en el corazón de la gente pobre, olvidada».

Entró a lomos de un borrico que, frente al «caballo guerrero, de los poderosos», «representa la mansedumbre y la paz». «Es un Mesías lleno de mansedumbre y de paz. Trae la paz para todos. No entra pisando fuerte. Por medio de este gesto expresa que su Reino es de paz y de justicia para todos. ¿Qué podemos aprender nosotros en este gesto?», ha abundado.

Foto: José Luis Bonaño

Ahora que arranca la Semana Santa –se ha preguntado el purpurado–, «¿le abriremos nuestro corazón a Él que viene con su paz?». En estos días, «mirad el crucifijo, miradlo por dentro» para entender a quien «ha venido al mundo para servir, para amar». «Veréis que también nosotros negamos al Señor muchas veces; somos como los discípulos, nos cansamos y nos dormimos. Jesús nos insiste en que oremos para que no caigamos en la tentación, para que no vivamos un amor que no sirve. No seamos como Caifás, como Herodes, como Pilatos… Querían salvar a un pueblo pero no era cierto, querían mantener su lugar».

En este sentido, el cardenal Osoro ha animado a vivir con especial intensidad los oficios y las procesiones: «Buscad periodos de oración, visitad alguna iglesia y cuando estéis también viendo una procesión, dirigíos al Señor y a la Virgen; que seamos capaces de establecer un diálogo con el Señor».

Foto: José Luis Bonaño

Los madrileños tuvieron por la tarde la ocasión de hacerlo por las calles de la ciudad. A las 16:30 horas, desde la catedral salió la procesión de La Borriquita. Y a las 18:30 horas, en la basílica pontificia de San Miguel, arrancó la procesión de Los Estudiantes.

Homilía en vídeo

Más información

Infomadrid/R. Pinedo

 


La primera procesión de una hermandad de jóvenes que apoya la investigación contra el cáncer de mama

$
0
0

Destaca el compromiso social de los 30 cofrades y de los 30 colaboradores de la Hermandad de la Misericordia, que apoyan «a la Asociación Española Contra el Cáncer en la lucha contra el cáncer de mama»

Este sábado, la recién creada Hermandad de la Misericordia –adscrita a la valenciana parroquia de Cristo Redentor-San Rafael Arcángel– salió en procesión por primera vez por las calles de Valencia.

Se trata de una hermandad de penitentes, vestidos con túnica y sandalias de color azul ducado, guantes blancos y capa gris perla, y que está formada en su mayoría por gente joven. «La Hermandad se caracteriza por la juventud de su junta directiva, cuyos miembros tenemos entre 21 y 35 años», explica el presidente Alejandro Lorente.

También destaca el compromiso social de los 30 cofrades y de los 30 colaboradores, que apoyan «a la Asociación Española Contra el Cáncer en la lucha contra el cáncer de mama», añade Lorente. En este sentido, desde el lunes 26 de marzo «nuestra imagen titular estará expuesta en la sede, en la calle Escalante 157 bajo (Valencia), para todo aquel que quiera verla, y donde recogeremos fondos para la Asociación Española Contra el Cáncer».

La imagen titular de la Hermandad de la Misericordia, el grupo de las Tres Marías, es obra de Carlos Román López. Asimismo, con la Hermandad de la Misericordia también procesionaron los personajes bíblicos de Verónica, Marta y María Magdalena, entre otros.

La nueva hermandad nació en noviembre de 2017 y, tras su aprobación, se convirtió en la número 31 de las que integran la Semana Santa Marinera de Valencia.

Alfa y Omega/AVAN

Los inmigrantes y refugiados, protagonistas del vía crucis diocesano de Valencia

$
0
0

«La iniciativa pretende ser una llamada de la Iglesia contra la indefensión del inmigrante y el refugiado»

Inmigrantes y refugiados de varias nacionalidades y feligreses españoles de diferentes parroquias de Valencia participarán juntos el Viernes Santo en el llamado Vía Crucis de todos los pueblos. El acto comenzará a las 19:30 horas y discurrirá por el viejo cauce del río Turia.

La iniciativa pretende ser una «llamada de la Iglesia contra la indefensión del inmigrante y el refugiado, víctimas de los desplazamientos forzosos de las guerras, de persecuciones de raza y religión, de la trata de personas, en recuerdo también de mujeres, niños y jóvenes en riesgo de exclusión social», según Olbier Hernández, delegado de Migraciones de la Archidiócesis de Valencia.

Con el vía crucis «queremos acompañar a todas las personas marginadas, perseguidas o maltratadas por tantas situaciones sociales injustas a nuestro alrededor, y ayudarles a encontrar un sitio en nuestra casa, porque -como dice nuestro pastor, el cardenal Cañizares- hay sitio para un hermano más», ha añadido.

El Vía Crucis de todos los pueblos está organizado por la delegación diocesana de Migraciones del Arzobispado y llevará por lema «Acoger, proteger, promover e integrar», que son los 4 verbos a los que hizo referencia el Papa Francisco en su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado.

AVAN/Alfa y Omega

Un Cristo para todos los madrileños

$
0
0

Este Miércoles Santo ha salido por primera vez la nueva cofradía del Santísimo Cristo de las Tres Caídas y Nuestra Señora de la Esperanza, una hermandad muy joven que muestra la buena salud de la Semana Santa madrileña

Estos días las calles de Madrid han visto salir en procesión, por primera vez en Semana Santa, una nueva cofradía que muestra el crecimiento de esta devoción en la diócesis madrileña y que cuenta entre sus costaleros y miembros con muchos jóvenes.

La Hermandad Sacramental Santísimo Cristo de las Tres Caídas y Nuestra Señora de la Esperanza de Madrid y San Juan Evangelista, con sede en la parroquia de San Andrés, la forman 165 personas que llevan muchos meses de ensayos y preparativos, en los que al interés por que las cosas salieran bien se ha unido una preparación más profunda: «La banda de música ensaya prácticamente todo el año, y los costaleros empiezan a practicar después de Navidad, pero lo que más cuidamos es la espiritualidad y la liturgia. Nosotros tenemos una Misa mensual para todos los hermanos y durante todo el año tenemos besamanos, quinarios, celebramos a la Virgen de la Esperanza…, y también participamos en las actividades y celebraciones de la parroquia», afirma Julio Rivera, su hermano mayor.

Además de salir el Miércoles Santo –su día grande–, la hermandad también ha sido invitada a procesionar el Domingo de Ramos junto a la Borriquita, y el Viernes Santo lo hará con la Hermandad de María Santísima de los Siete Dolores. «Hemos crecido muy rápido y Madrid nos ha recibido muy bien –afirma Julio–, quizá porque llevamos el nombre de una de las imágenes más tradicionales de Sevilla, una advocación que tiene mucho arraigo en España, pero nosotros hemos partido de cero». Por eso destaca que la suya es una hermandad que ha sabido atraer al pueblo madrileño y en especial a los jóvenes: «Tenemos una edad media de poco más de 40 años, y si miras solo a los costaleros te puedes encontrar con una media de 23 o 24 años. Y casi todos los hermanos son de Madrid», subraya.

Paz, serenidad y fuerza

La talla que sacan estos días a las calles madrileñas es obra de un imaginero también muy joven: Antonio Labrador, sevillano y de Triana, que muestra al Señor sobre una roca, en una de sus tres caídas camino de la Cruz. «Cuando te pones delante de Él no te acuerdas de tus problemas y te da la confianza en que todo se va a arreglar. Eso a todos nos ayuda porque nosotros también tenemos nuestras caídas, todos tenemos nuestros días malos, nos sale algo mal en casa o en el trabajo…, pero es mirarle a Él y saber que está pendiente de ti, que te vas a levantar…», afirma el responsable de la hermandad.

Julio, que acaba de salir de un problema de salud importante, confiesa que «poder ver la cara de este Cristo me ha dado mucha tranquilidad y la fe en que todo iba a salir bien, que no me preocupara de nada». Por eso sabe que esta imagen «transmite lo que representa. Es la fuerza de un Cristo joven, como la misma hermandad. Cualquiera que lo vea en las calles de Madrid estos días no encuentra dureza ni juicio, sino solo una corona de espinas con la sangre derramada por nosotros. Es un Cristo que transmite paz dentro de su sentencia. Es la paz de la aceptación de la voluntad de Dios, la serenidad camino del Calvario…, algo en lo que cualquiera se puede reconocer y de lo que todos podemos tomar ejemplo y fuerza».

J. L. V. D-M.

Toda la Semana Santa madrileña en semanasanta.archimadrid.com

Santísimo Cristo de las Tres Caídas. Foto: Archimadrid/José Luis Bonaño

 

Carta semanal del cardenal arzobispo de Madrid: La educación es una tarea pascual

$
0
0

Estamos celebrando la Semana Santa, la semana pasada os hablaba de ella; en esta ocasión os hablaré del significado de la Pascua en la tarea educativa. Hoy tenemos ante nosotros un desafío cultural y educativo que hemos de afrontar con serenidad, pero también con toda la pasión quienes creemos que el ser humano creado a imagen y semejanza de Dios está llamado a dar un profundo cambio a este mundo. La educación es tarea pascual. La educación es una tarea de frontera para la vida y misión de la Iglesia y lo es para toda la sociedad; como tarea de frontera son las realidades de exclusión que hoy tienen diversas manifestaciones en nuestra sociedad y a las que la Iglesia está saliendo de maneras muy diversas en todas las latitudes del mundo.

Con una fuerza grande hemos de decir que se dan hoy fronteras en el pensamiento y se intenta fijar un pensamiento único y débil. Lo cual es un suicidio para el ser humano y una dictadura encubierta, pero perfectamente abierta y diseñada por quienes quieren hacer del hombre un muñeco movido con sus hilos. La Iglesia tiene una experiencia universal de proponer lugares educativos en las más diversas circunstancias, culturas y situaciones. Y siempre lo ha hecho con propuestas para pensar, no para imponer. ¿Cuántas escuelas y universidades se hacen presentes en la diversidad de culturas, religiones y opiniones? Estas instituciones buscan: dar conocimientos; entregar sabiduría para hacer y servir a todos los hombres, y mostrar valores universales, válidos para todos y que hacen posible construir un mundo de hermanos.

Tenemos que proponer lugares en los que el ser humano pueda recibir una verdadera educación que le haga libre. Lugares que sean transmisores de conocimientos, de modos de hacer y de valores. En todos los continentes, la Iglesia ha plantado estos lugares para servir al hombre y para servir el desarrollo de una sociedad y de un mundo carente de lo que es clave: la tarea educativa en esta triple perspectiva de la que antes hablaba. En ese caldo de cultivo, en esa atmósfera, el ser humano sabe elegir, respetar y promover.

En este momento que vivimos, me atrevo a decir que necesitamos maestros con unas características que creo son fundamentales: a) Artistas de la comunicación, que no van a hacer adeptos a sus ideas, sino a hacer pensar, a través de ese arte extraordinario de comunicar lo que aprendieron y que saben que es bueno para todo hombre, que no buscan ideologizar, sino hacer personas con hondura, sabias, que les lleven a hacerse preguntas y a saber hacer preguntas; 2) Iluminadores y encendedores de la mente y el corazón, con capacidad de iluminar la mente y encender el corazón de cuantos son sus discípulos para ponerse en el camino de descubrir la verdad, haciéndolo con inmensa paciencia, sencillez, delicadeza, humildad, caridad, con el buen ejemplo dado con su propia vida; 3) Con método socrático, es decir, sirviéndose del diálogo, preguntando y dejando que respondan a quienes se pregunta o mostrando que no saben responder y que ello les lleva a buscar más sabiduría.

Me atrevo a deciros ocho bienaventuranzas que son claves en la obra educativa y que estoy seguro de que aceptarán todos los que crean, defiendan y promuevan la persona humana y su desarrollo:

1. Bienaventurados los que creen que la educación es una obra de amor. Todos están de acuerdo hoy en que, para educar, no basta una buena teoría o doctrina que comunicar; hace falta algo muy grande y muy humano, los grandes educadores de todas las latitudes así nos lo han mostrado. Ellos vieron la importancia de la cercanía vivida diariamente y que es propia del amor, que tiene un espacio ideal en la familia pero también donde hay personas que cuidan del otro como de un hermano. Por eso, un gran educador cuya manera de entender la educación está en todas las latitudes de la tierra, san Juan Bosco, decía: «La educación es cosa del corazón y solo Dios es dueño» (Epistolario, 4, 209).

2. Bienaventurados los que han descubierto que la educación es ejercicio y respuesta de libertad. La educación implica la libertad del otro. Es siempre una invitación a la libertad, es impulso a ser libre. Debe llevar a la toma de decisiones. Esta libertad se manifiesta cuando desde la propuesta cristiana se llama a la fe y a la conversión, pero son los educandos, cada uno a su edad y desde la respuesta que pueden dar, quienes toman la decisión. Ello genera libertad, no nos dejemos engañar por quien piensa que la limita. Una propuesta pide responderse y ello crea siempre ámbitos de libertad, y estos se dan con más fuerza cuando la propuesta viene de más allá de uno mismo o de otro que es como yo mismo.

3. Bienaventurados los que son capaces de mostrar que hay cuestiones que son definitivas y, por tanto, dan y muestran una educación integral. Nuestra tarea como educadores va mucho más allá de lo técnico y profesional, debe comprender todas las dimensiones de la persona, todos sus aspectos, su faceta social y su anhelo de transcendencia, así como la dimensión más noble como es el amor. Por otra parte, no hay cuestión más insidiosa para educar que el relativismo, que nada reconoce como definitivo, que no reconoce todas las dimensiones del ser humano, que deja como última medida el propio yo con todos sus caprichos; deja encerrado al ser humano en su propio yo, lo cual hace inviable una auténtica educación. ¿Cómo vivir estando condenados a vivir incluso dudando de la bondad de la propia vida de uno mismo? Por este camino se comienza a dudar de la bondad de la vida de los demás y seremos capaces de instaurar otros campos de destrucción como Auschwitz.

4. Bienaventurados los que saben educar en la verdad del amor y del sentido de la vida. Hay que salir al encuentro del hermano, simple y llanamente porque es mi hermano, porque para los cristianos es clave descubrir que hemos sido creados por amor y para el amor. Y que cuando falta o no se desarrolla este eje estructurador de la existencia personal, somos capaces de vivir y de consentir las mayores atrocidades. Educar no es solo ni fundamentalmente transmitir habilidades o capacidades, hay que entregar sin miedo los verdaderos valores que dan fundamento a la vida, a la existencia humana.

5. Bienaventurados quienes educan siendo testigos. La figura del testigo es central, pues no solamente transmite y entrega informaciones, sino que tiene un compromiso con la verdad y, por ello, la propone, la entrega, la da con su propia vida. Su vida se convierte en un libro abierto en el que se puede leer y a través del cual crear entusiasmo.

6. Bienaventurados quienes no permanecen indiferentes ante ciertas situaciones y tendencias que son destructivas de la persona y de la sociedad. Todo aquello que promueve el relativismo, la cultura del consumo, la profanación del ser humano, no puede ser indiferente a nosotros; nosotros decimos un sí al hombre amado por Dios, a todo hombre sea quien sea, y somos impulsados a salir a su encuentro en cualquier situación en la que se encuentre.

7. Bienaventurados quienes asumen como tarea prioritaria mostrar el rostro del verdadero humanismo a los niños y a los jóvenes. Los niños y los jóvenes tienen derecho a que se les entreguen todas y cada una de las dimensiones que constituyen su ser personal; quienes retiran algún aspecto, con palabras del Señor, «son ladrones y salteadores». Los niños y jóvenes son la primera riqueza del mundo, para ellos no basta una educación técnica y científica, hay que entregarles valores humanos y morales que les den confianza en ellos mismos y capacidades para ocuparse de sus hermanos.

8. Bienaventurados quienes apuestan por una educación forjadora de cultura y de humanidad. Imitemos a san Pablo. Pude ver antes de la Semana Santa la película Pablo, el apóstol de Cristo y me llamó la atención algo muy sencillo en el diálogo establecido entre Pablo y Lucas: esa invitación a encontrarnos con Jesucristo. Él tuvo este encuentro y fue fascinado por el Señor, que hizo de su persona un humilde, fiel y valiente heraldo de la Buena Noticia, que le convirtió en forjador de una cultura y de un humanismo que define bellamente en la primera Carta a los tesalonicenses: los «instruidos por Dios», es decir, los que tienen a Dios como maestro, esos que forjan una manera de vivir y de estar presentes en este mundo.

Con gran afecto, os bendice,

+Carlos Card. Osoro, arzobispo de Madrid

Triana y su Esperanza: una historia de amor de más de seis siglos

$
0
0

Seis siglos de amor y devoción por la Virgen María. Seis siglos de entrega plena de un barrio hacia la advocación más bonita de todas las que existen en el mundo: la Esperanza. Una efeméride que desde la Santa Sede se conmemora con la concesión de un Año Jubilar

Cuenta la leyenda que en el barrio sevillano de Triana existe una calle donde cada azulejo que engalana sus acicaladas fachadas, cada esquina que sobresale de sus adornados balcones, o cada adoquín que conforma cada una de sus muchas arterias, huele sencillamente a Esperanza. Porque, en dicha calle, que lleva por nombre Pureza, habita Dios y su bendita Madre.

Un lugar de entrega. De amor. Un lugar con sabor a familia, azahar y humildad que recibe cada mañana el abrazo del Guadalquivir y la visita diaria de un barrio que lleva la fe por bandera.

Porque la devoción que tienen hacia el vecino más ilustre de la calle Pureza y a su bendita Madre viene de mucho tiempo atrás, concretamente, desde hace seis siglos. Desde que la hermandad se estableciera en la parroquia de Santa Ana en 1418 –parroquia que tuvo que abandonar en 1755 por culpa del terremoto de Lisboa–, han sido muchos los fieles y devotos que han rezado, vibrado y soñado con sus titulares.

Una hermandad que tiene su origen en el humilde gremio de los ceramistas –siendo actualmente la más antigua de Triana y una de las más antiguas de Sevilla– y que con el paso de los siglos se ha convertido en una referencia dentro y fuera de la Semana Santa de Sevilla, tanto por su compostura durante la estación de penitencia como por su profundo trabajo de caridad. Un crecimiento que no hubiera sido posible sin el trabajo anónimo y desinteresado de los vecinos de su barrio y el apoyo de los grandes artistas de Sevilla, que siempre han intentado reflejar en sus trabajos la idiosincrasia de la propia hermandad.

Siempre con la Esperanza

Lo que es innegable es que la figura de la Virgen María, en su advocación de la Esperanza, siempre ha estado arraigada en la historia del barrio de Triana. Una imagen que con el amor de sus vecinos y la devoción de sus fieles ha conseguido traspasar la frontera de lo universal. Desde la orilla del Guadalquivir, la Esperanza de Triana se ha convertido en una de las grandes devociones del mundo entero.

La Esperanza de Triana entronizada en su paso de palio durante la madrugada del Viernes Santo. Foto: Jesús Spinola

Un hecho que queda demostrado no solo en cada una de las madrugadas del Viernes Santo, donde la cofradía realiza su estación de penitencia y se convierte en el centro de las miradas de miles de personas que en peregrinaje viajan hasta Sevilla para contemplar el transcurso de la propia cofradía, sino que también se puede observar en las diferentes imágenes y hermandades que se encuentran repartidas por todo el mundo –la última en crearse y en inspirarse en la hermandad trianera ha sido la hermandad de las Tres Caídas de Madrid– y que tienen por inspiración directa a la Virgen de la Esperanza.

Señales que muestran que la advocación trianera despierta los sentimientos de todos los que se dan cita en la capilla de los Marineros para formar parte de los diferentes actos y cultos internos que se realizan a lo largo del resto del año.

2018, Año Jubilar

Seis siglos de amor puro que han sido reconocidos por la Santa Sede, siendo esta la encargada de conceder a la hermandad esta conmemoración. Un Año Jubilar que comenzó el pasado 2 de diciembre con una Eucaristía presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, y que finalizará el próximo 18 de diciembre.

La hermandad ha diseñado una programación de actividades y actos muy extensa que tratarán de perseguir un objetivo: «Acercar a los fieles a Dios por medio de los sacramentos, de la escucha de la Palabra, del encuentro festivo con los hermanos y del ejercicio de la caridad», aseguran desde la hermandad.

Entre dichos actos se podría encontrar una posible salida extraordinaria de la Virgen de la Esperanza. La intención de la Junta de Gobierno que preside Alfonso de Julios sería la de celebrar una Misa Pontifical de acción de gracias por el aniversario de la corporación que fuera presidida por monseñor Asenjo y que fuera acompañada de la salida de la imagen.

La Virgen en una imagen del siglo pasado. Foto: Hermandad Sacramental Esperanza de Triana

Un acto que, de llegar a concretarse, volvería a poner en manifiesto la grandeza de la figura de la Virgen María, en su advocación de la Esperanza y la grandeza de un barrio que hace gala de la fe de sus mayores, cerrando así un año de ensueño para la hermandad. A pesar de ello, en el seno de la cofradía se tiene claro que la salida extraordinaria no es lo primordial y se quiere recordar que «la mayor gracia a obtener durante la celebración de un Año Jubilar es el don de la indulgencia plenaria», que obtendrían todos aquellos que peregrinen a esta capilla de los Marineros y cumplan con las condiciones habituales (confesión, Eucaristía y oración por las intenciones del Papa).

Unidos en la fe, caminamos en la Esperanza

La hermandad, con el fin de facilitar la peregrinación a todos grupos, hermandades, asociaciones, instituciones, colegios o agrupaciones que lo deseen, ha habilitado un correo electrónico (jubileo@esperanza-de-triana.es) para contribuir a una mejor organización.

Un marco fraterno en el que se demuestra que la hermandad no quiere el jubileo sea algo exclusivo de la Esperanza, sino algo que englobe y cuente también con el resto de hermandades, fieles y devotos. Un clima de universalidad que se desarrollará con el lema Unidos en la fe, caminamos en la Esperanza.

De acuerdo con la hermandad, «resume el carácter del Año Jubilar: la unidad de la hermandad en torno a la fe que profesamos a la herencia devocional de quienes nos precedieron en estos seis siglos, por la que caminamos hacia la Esperanza y hacia Cristo».

Nazarenos de la cofradía trianera durante su estación de penitencia. Foto: Jesús Spinola

José Luis Bonaño

Viewing all 63 articles
Browse latest View live




Latest Images